lunes, 12 de octubre de 2009

Gracias, Pablo...


Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial,” (Hechos 26:19)

Gracias por ser obediente; por ser un verdadero pionero, por dejarnos un legado tan perdurable y un ejemplo tan claro. ¿Uds. firman autógrafos en el cielo? De ser que sí, me quiero poner en la fila.

Soy medio lento para aprender. Sin embargo, entiendo que Dios también nos enseña por etapas. La Palabra sigue siendo la misma; solamente que con el paso de los años, parece que Él nos ayuda a sacarle más provecho.

Tal ha sido mi experiencia con este versículo:

“Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno,” (Romanos 15:20)

Al principio, lo veía como una simple reafirmación de lo que es la Gran Comisión  (Mateo 28:19-20), lo cual es muy cierto. Hay tanta gente en el mundo que tiene poco o nulo acceso al mensaje del Evangelio. Si nos molestamos en hacer preparativos para ministrar, entonces lo más lógico es que la prioridad sea con gente que aun no ha escuchado.

Después de un poco de tiempo y experiencia en el ministerio, comencé a ver en esta proclamación un principio base para elaborar una ética cristiana de trabajo. Abundan los ministerios secundarios y auxiliares que intentan venderse como necesarios a las iglesias que ya existen. Además, siempre ha habido quienes deshonestamente jalan gente de iglesias ya funcionando para ir haciendo lo suyo propio.

Mientras tanto, la necesidad de verdaderos pioneros crece.

Me levanta los ánimos andar con gente que se preocupa por hacer el trabajo de Dios de la manera más limpia, dejando que Dios se encargue de los resultados.

Una reafirmación de la Gran Comisión… la base de una ética de trabajo digna de un cristiano… y además: ¡un desafío! parecido en tono al de Malaquías 3:10, donde Dios exhorta a que pongamos a prueba una de sus promesas: "no donde Cristo ya hubiese sido nombrado." 

¡Adelante! ¡Sé pionero! ¡Hazlo de tal modo que reflejes integridad y paciencia! ¡Echa raíces en algún lugar nuevo, siembra la palabra de la cruz y siéntate a ver qué vaya a suceder!

Pensé en esto ayer (domingo) mientras cantaba Betty, y después, Oscar y David. Pensé en esto la semana pasada en la reunión de los señores.

¡Gracias, Pablo! Tenías razón… no hay nada tan satisfactorio como iniciar una obra en ceros, esperar la bendición de Dios, y vivir el suficiente tiempo para ver algunos de los resultados.
 

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