lunes, 28 de septiembre de 2009

No te detengas porque te sientes pequeño…



La Iglesia Bautista Berea, Cancun centro, cumplió 26 años ayer como iglesia. Preparando mi estudio para el evento de anoche con ellos, me topé con unas fotos aun más antiguas.

Esta es de Linda, Jeremy y Rebekah, diciembre, 1976, en nuestra camioneta Ford ’61, de doble tracción y un remolque raquítico con todas nuestras pertenencias. Íbamos rumbo de EEUU a Guadalajara, México, donde estudiaríamos el español durante un año.

Al ver la foto ahora, lo primero que sentí fue algo así como miedo: "¿cómo es que sobrevivimos todo eso?" Cero español, cero amigos, cero experiencia y ni idea de cómo hacer realidad nuestro sueño de levantar una obra para Dios.

Recuerdo que por momentos me abrumaba una sensación de lo pequeño e insignificante que era: “¿qué podré yo hacer? ¿estoy destinado a fracasar?” Entre esos primeros días y el día de hoy, ha habido más de una sola ocasión en que nos hemos sentido cerca de la orilla del abismo, donde tirar la toalla parecía ser la mejor opción.

“Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Estos siete son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra.” (Zacarías 4:10)

Zorobabel era un tipo con un manojo de gente, un trabajo enorme que hacer (reconstruir el Templo en Jerusalén), y oposición por doquier. Para que Dios le hablara así, pienso que Zorobabel estaba también abrazando esa sensación de pequeñez.

Tardé mucho en creerlo, pero cuando hoy miro para atrás, tengo que admitir que no hay nadie tan pequeño que Dios no lo pueda usar... ni siquiera yo.

“¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Ro 8:31)

Lo importante es que desees Su perfecta voluntad, sin pensar en las consecuencias para tu persona. Y de ahí, ser paciente… muy paciente… por mucho tiempo… hasta años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario